La percepción es la sustancia de tu marca personal. No es lo que dices sobre ti, sino cómo los demás interpretan lo que haces y dices. Construir una marca personal sólida consiste en gestionar la percepción, reduciendo la distancia entre quién eres y cómo eres visto.
Una de las decisiones estratégicas más importantes al construir tu marca personal es decidir qué quieres que tu público perciba. La percepción no es un detalle cosmético; determina cómo se forman en la mente de los demás tu reputación, tu credibilidad y tu legitimación, las tres principales fuentes de poder de una marca personal que describo en Descubre tu marca personal.
En la marca personal, el significado no reside en las palabras o en las imágenes por sí solas. Reside en su interpretación. Cada señal que emitimos, una idea, un gesto, una fotografía o una frase, llega a nuestro público filtrada por su contexto, su cultura y sus expectativas. Por eso dos personas pueden percibir un mismo mensaje de formas completamente distintas, y por eso la percepción no depende tanto de lo que decimos, sino de cómo lo que decimos es leído.
En el mundo de la marca personal, la percepción es poder. Es lo que transforma tu identidad en reputación y tu presencia en oportunidad. Sin embargo, la percepción no existe en silencio; se forma y se refuerza cada vez que te haces visible.

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