Diseñar cómo eres visto: la estrategia detrás de la percepción
Una de las decisiones estratégicas más importantes al construir tu marca personal es decidir qué quieres que tu público perciba. La percepción no es un detalle cosmético; determina cómo se forman en la mente de los demás tu reputación, tu credibilidad y tu legitimación, las tres principales fuentes de poder de una marca personal que describo en Descubre tu marca personal.
La reputación es cómo las personas perciben tu coherencia. La credibilidad es cuán creíble resulta tu mensaje y tu propuesta de valor. La legitimación es la percepción de que tienes la autoridad y el derecho a actuar en tu campo. Juntas, estas tres percepciones constituyen la base del poder de tu marca. Son las que hacen que los demás te tomen en serio, confíen en tu experiencia y te inviten a las conversaciones adecuadas.
La percepción también influye directamente en la confianza, pero ese tema merece un análisis aparte que desarrollaré en otro número.
Decidir por qué quieres ser percibido
El primer paso estratégico es la claridad: ¿qué quieres que piense tu público cuando escuche tu nombre? ¿Cómo quieres ser percibido en comparación con otros en tu campo?
Si eres consultor en dirección comercial, por ejemplo, debes decidir cómo quieres diferenciarte. ¿Quieres que te perciban como la mente analítica y estructurada que aporta orden y método, o como el socio creativo que desbloquea el crecimiento? ¿Quieres proyectarte como especialista en un sector concreto o como un profesional versátil capaz de trabajar en distintos ámbitos?
Una vez que definas tu diferenciación deseada, el siguiente paso es comprobar si ya tienes una reputación que respalde ese posicionamiento. ¿Se te percibe de manera coherente con lo que quieres representar? Si no es así, debes trabajar deliberadamente para construir esa reputación a través de la calidad y la coherencia de tus acciones.
Después, necesitas generar credibilidad, demostrando evidencias que hagan creíble tu posicionamiento: resultados, testimonios, casos de éxito y una narrativa coherente. Finalmente, debes ganar legitimación, asegurándote de que tu público te reconozca como una persona con autoridad y derecho a actuar y opinar en tu ámbito profesional.
En resumen: decide cómo quieres diferenciarte, fortalece la reputación que lo respalda, refuerza la credibilidad con hechos y gana legitimación a través de autoridad y reconocimiento.
Mi propio caso
En ciertos círculos profesionales, soy percibido como un consultor de primer nivel en marca personal. Mi reputación en esos entornos es sólida, mi credibilidad fuerte y mi legitimación bien establecida. Sin embargo, hay algunos mercados en Sudamérica, especialmente interesantes desde el punto de vista empresarial, donde mi nombre aún no forma parte de la lista de referencia.
Si quiero ser percibido como un referente en esos mercados, debo construir la percepción de forma intencional, sin traicionar mi forma de ser. Las figuras más visibles en esas regiones suelen ser carismáticas, muy asertivas y, a veces, teatrales en sus intervenciones públicas. Ese estilo no me representa. Soy más reflexivo y sobrio, y he aprendido que la autenticidad no se negocia. Imitar un modelo que no es el mío sería ineficaz e incoherente.
Por tanto, mi estrategia debe alinearse con mi naturaleza. Puedo, por ejemplo, buscar endorsements de marcas personales reconocidas en esos mercados, cuya validación transfiera parte de su legitimación hacia mí. También puedo priorizar formatos más íntimos, como mesas redondas, encuentros privados o foros reducidos de líderes, donde mi tono y profundidad analítica sean mejor apreciados.
Pero antes de ponerme frente a cualquier audiencia, debo construir primero visibilidad apoyada en mi reputación como referente, y reforzar esa percepción con una narrativa coherente y hechos verificables que fortalezcan mi credibilidad y mi legitimación.
Construir un sistema para la percepción
La percepción no surge de manera espontánea; puede diseñarse. Para influir en cómo te ven los demás, necesitas construir un sistema que permita que la percepción deseada crezca de forma natural. El elemento central de ese sistema es tu narrativa.
Tu narrativa conecta identidad y percepción. Traduce quién eres en una imagen coherente que las personas puedan comprender, creer y recordar. Para ello, debes combinar varias herramientas:
Una historia coherente que exprese tu posicionamiento y destaque tu aportación.
Hechos que respalden tu historia, porque la credibilidad depende de la evidencia.
Historias emblemáticas que fijen mensajes concretos en la memoria de tu audiencia y hagan tangibles tus ideas.
Símbolos que evoquen los valores y mensajes que quieres reforzar y que ayuden a que el público los asocie contigo de forma natural.
Visibilidad selectiva, eligiendo con cuidado dónde y cómo aparecer, tanto online como en persona, para reforzar tu posicionamiento en lugar de diluirlo.
Cuanto más coherentes sean tus señales, más precisa será la percepción que generes. Lo que tu público ve, escucha y siente sobre ti debe funcionar como un sistema que proyecte el mismo mensaje en distintos contextos.



